Cae el pensamiento vano,
en el rincón del olvido.
Se acentúa el tiempo,
que pasa, pastoreando segundos,
corriendo al son del paso.
El aire remansa… pasa a brisa,
el verano anda en el olvido,
como las hojas que caen …
antes de lo esperado.
Yo, mientras engarzo palabras,
en cuadernos imaginarios,
a golpe de tecla,
no, como se hacía antaño,
cuando la tinta secaba,
entre suspiros, en el papel,
siempre de blanco inmaculado,
eran las joyas que atesorabas,
cuando descubrías el amor a los diecisiete años,
cuando escribías versos,
a golpe de corazón desbocado,
cuando el deseo se dejaba ir…
de los ojos, a los besos jugando con las manos,
caían caricias inquietas,
al cobijo del sitio menos esperado.
Vivía el día descubriendo, el presente
según se hacía pasado.
Engarzo palabras, ahora
peinando el presente,
mirando el teclado,
deslizando los dedos,
como acariciaba a los diecisiete años.
Ando apesadumbrado
con la cabeza, de uno a otro lado,
se termina el año…,
y parece que las nieves van llegando,
aun ando, desempolvando magos
para ponerlos donde se merecen…,
(también este año).
Se me ocurre en pensar,
en los que se fueron, más pronto
que temprano,
con triste sosiego,
del que echa el recuerdo…,
al camino de lo andado,
pero, ese es otro cantar,
que ahora no viene al caso.
Se encenderán luces,
y nos daremos abrazos,
tendremos los deseos,
siempre buenos, para el nuevo año,
los malos los dejaremos para este,
que ya se ha ido pasando.
nos desearemos salud,
y del dinero ya ni hablamos,
arrancaremos sonrisas,
y ahogaremos algún que otro llanto.
Pero llega la Navidad,
y como siempre hago,
me abrazare con quien lleva conmigo,
desde hace ya más de un puñado de años,
mirare sus ojos y besare sus labios,
como hago casi a diario,
y así…, espero terminar el año,
este año que viene enmendare…, sin fe
(como siempre hago),
los errores que cometo,
que, con inconsciencia,
premeditada, en silencio soslayo.
Alzare mi copa, con desparpajo,
brindare con espumoso
de tierra dentro, (nunca fui fiel al cava)
por ser de arraigo castizo,
como buen madrileño.
Y termino las letras,
dejando colgado un deseo,
pensado está, pero decir ahora…
no quiero.
Lo dejare para el año que viene,
por si no se cumple, o no lo recuerdo.
Lo dejo escondido
para el subsiguiente,
o al otro que será venidero,
ya iré viendo.
La aguja la tengo enhebrada,
con palabras atesoradas con el tiempo
tengo tantas, que tantas tengo.
de tantas que hay… la madeja,
se hace ovillo, y tejiendo…
en el telar del verso…
me viven…, y siguen creciendo,
flotando en el aire
con el amanecer frio…
del nuevo invierno.
Nacen del recuerdo temprano,
conjugadas con la voz,
dibujadas en el papel
dando sentido
al roce de los dedos,
sobre el papel blanco…
pálido… de candidez
como la inocencia del neonato,
del último parto.
Tengo la aguja llena de palabras
enhebradas en el tiempo
que van naciendo
con el sentido vano
porque así quise hacerlo.
Sin sentido, según voy escribiendo
dejando llevar los dedos
su discurso, en el papel
de los trazos insensatos.
Las cosas son como son
y no tengo que buscar una explicación
son como son,
ni buenas ni malas,
ni con ton ni con son.
Hay que volver a encontrar el camino,
de las palabras perdidas.
Tengo una aguja enhebrada
llena de palabras,
que buscan un sitio
donde yo las pueda colocar,
sin punto y tampoco final.
Sale el barco de puerto,
la mar está en calma
al timón, va el mejor capitán…
que nunca la gobernara
de pelo negro, mirada franca
en tierra le dicen adiós
cómo se hacen estas cosas,
entre gritos de alegría…
y alguna lagrima.
Navega en paz y calma
sabes que te esperan
al otro lado los brazos,
que siempre te abrazaban,
Ya tenéis todo el tiempo
para hablar en paz
al lado de la bruma clara.
El barco salió ya…
El Capitán de pelo negro,
mirada clara lo gobierna,
con la mano al timón
la mirada al horizonte…
va al encuentro de su amada,
mi capitán, dile a madre…
que os quieren…
los que quedan en la orilla,
que te dicen adiós
entre risas y alguna lagrima,
con la pena de vuestra ausencia
pero con alegría de saber
que ya sois uno,
como la luz y la luna en la noche clara.
Cuidadnos desde allí,
donde este vuestro barco,
que navegue, tranquilo y en paz
en el mar que hemos hecho….
entre todos con nuestras lágrimas.
Aunque, ahora ya no es en la distancia,
estáis reflejados en nuestros hijos…
en vuestros nietos,
en sus ojos y en nuestras miradas,
en sus risas y en sus obras.
En nuestro corazón que late
a pesar de todo con mucha calma.
Adiós mi capitán y gracias
contigo he aprendido a ser padre,
y espero que abuelo si dios quiere,
y quiere darme esa gracia.
Te voy a echar de menos
como la tierra sedienta de agua,
los achuches de los jueves,
y como me contabas tus batallas,
muchas las saben ya mis hijos
y espero tener salud para recordarlas
Punto a punto, con sus comas y sus pausas
no sé cómo terminar estas letras,
que confieso que escribo entre lágrimas,
solo se me ocurre poner un” te quiero”
desde dentro de mi entraña,
llevabas tiempo haciendo camino,
y poniendo la proa hacia el horizonte…
con ganas de reunirte con madre.
Tu amada.
Gracias Padre
Contento ando,
se termina… el verano,
de los más anodinos
que he tenido en mi vida.
El otoño se avecina,
fiel a su cita,
de todos los años.
Empiezan a caer hojas tempranas,
pienso yo, que caen aburridas,
de mirar impasibles,
el paso de los días.
Desde que tengo conciencia,
nunca estuvieron, las ganas de vivir,
en apariencia contenidas,
saliendo de noche,
siempre con caras conocidas.
El pandémico miedo
cogió a demasiadas almas,
en la diaria estadística,
el número frio,
se reparte en los periódicos,
que viven, de la fatídica agonía.
Contento ando,
por tres naranjos,
que nacieron en mi jardinera,
sembrados a destiempo...,
como… son mis cosas.
Me nacieron de noche,
y me crecen de día,
al cuidado de mi mano,
que se prodiga regando,
con más agua de la precisa,
mientras la luna
con la mirada atenta,
en la noche callada los vigila.
Aunque sé que, sin penas,
siempre hay alegrías,
para mis naranjos quiero,
que me den flor de azahar,
sí les llega la primavera,
cuando sea su momento,
(como los dieciocho a la niña,
que se hace mujer,
sin pausa y sin prisa).
que solo su olor,
me traiga recuerdos,
de paseos,
por alguna plaza perdida,
o una calle que ilumina el farol,
de luz mortecina,
a la que, en la noche
llena de embrujo,
arte y golpes de guitarra,
la voz jonda canta
y la luna recorta,
la figura de una mujer,
que lanza los brazos al aire,
y con sus manos, dibuja un suspiro,
de corazones sin melancolía.
Contento ando,
por mantener la sonrisa
como una cosa cualquiera,
de mi día a día.
Rompe el silencio,
con armónica persistencia
la luz, en la nebulosa noche,
preñada de gotas impacientes
por discurrir en un sin fin de caminos,
como los sueños,
que caen a veces sin sentido,
evocando infinitas sensaciones.
y, aun así, a veces rezas,
en comunión intima,
según tu momento,
la mas de las veces… casi siempre,
de afuera a dentro,
con la voluntad de hacerlo.
No es una oración,
ni una reflexión,
es una conversación,
que tienes con tu yo interno.
Se, de gente que lo eleva,
a la Divinidad Celestial,
otros lo dejan en otro terreno.
Yo, solo converso,
de mis cosas…, de mis encuentros,
o… desencuentros que uno tiene,
entre indecisiones y certezas,
según te llegan,
con la repentina sorpresa,
para el desentendimiento (ignorancia).
Y aunque así sea,
en tu des sentimiento pervives
degustando el momento,
como el sorbo de aire,
de la primera hora,
de tu nacimiento.
Sorbo de vida,
que se diluye en llanto,
precursor de amargo sufrimiento.
según para unos,
que para mí no pienso.
Que las lágrimas son…
gotas impacientes
por discurrir en un sinfín de caminos,
y como los sueños que se forjan,
en la fragua de suspiros,
que lanzas al viento,
con las experiencias que vas teniendo.
Y, si las lágrimas se hacen ríos,
y los ríos van al mar,
(como dijo un poeta,
de cuyo nombre si me acuerdo,
Jorge Manrique, a la muerte de su padre),
y allí se esconden los sueños,
desde que nacemos.
Degustare de lágrimas y sueños,
entre versos perdidos,
que caen a golpe,
de sentimiento… esperando,
que se rompa el silencio
con armónica persistencia,
y la luz en la nebulosa noche
preñada de lágrimas impacientes,
por discurrir un sin fin de caminos,
inunden la pausada espera,
de un día más,
disfrutando de la vida terrena,
que como el humo se va,
con menos alegría que pena.
Correr detrás de un más allá,
lejos de los caminos
con pocas cosas que soñar,
abriendo las ventanas de los ojos
mirando sin pestañear.
Los recuerdos, no sé si se fueron
o simplemente dejaron de estar,
silencios suaves…
solo rotos por la respiración pausada,
como la llama, que crepita en el hogar.
Así debe ser, el estar sin ser,
o…, el ser sin ver estar,
juego de palabras,
que reafirman una situación temporal,
porque si soy… estoy.
o estoy en caminos de más allá,
(otra situación temporal).
Es difícil conjugar el verbo,
y hacerlo inmortal
cuando todo es fútil,
y dura un pispás.
Hacer un acto único,
irrepetible en el tiempo,
solo se me ocurren dos,
por ser indefectiblemente algo personal,
bueno quizás tres, y si me apuras,
me saldría alguno más.
Nacer, morir y amar,
que son únicos en esencia,
puros en su ser,
y reflexionando poco hay más,
nacer y morir son personales,
únicos para cada cual,
pero el amor…, es entrega,
compartirse, el uno hacia los demás,
es solidario y grande en inmensidad,
variado, distinto y emocional,
desinteresado siempre,
y grande por siempre jamás,
el de una madre es así,
jamás encontrarás uno,
que de tanto sin más,
el de dos amantes es pasional,
aunque cambie a veces de lugar,
depende del destino de los dos,
si quieren ser, los dos uno,
o solo un dos individual.
Mucha filosofía encriptada,
en un poema,
que quería ser un pensamiento simple…,
pero por dar vueltas a la cosa
lo complicas de poco a poco,
un poco más,
cada día soy menos Quevedo,
y más Góngora quizá.
Problemas que se dan,
cuando la involución mental,
la dejas a su libre albedrio,
sabiendo que pocos te leen,
y menos seguro te entenderán.
Y pensar que esto…,
nace de un recuerdo,
o de muchos recuerdos,
que ahora brillan
con distinta intensidad,
haciendo camino,
sabiendo que algún día,
allí también tengo mi sitio.
Todos tienen su nombre,
su hueco, son y están.
no son una estrella más,
y viven como dije en su día,
y vivirán hasta que allí ocupe mi lugar.
A veces pienso,
que ganan los malos,
cuando hablan…
con argumentos vanos,
cuando la entelequia
sin fundamento de uno solo,
engaña a un todo,
y se tiene como verdad,
para un solo fin,
su fin único…
en un mundo banal,
sin concreción intelectual,
y mucho menos emocional.
Se adopta la impostura,
como dogma social,
se dictan normas,
se firman leyes,
de comportamiento social,
sin lógica alguna,
pensando en el ego personal,
o de la oportunidad propagandística,
o de la aquiescencia social.
Cierto es que este sin dios,
es difícil de concretar,
cuando quieres escribir,
sin molestar a nadie,
pero a veces no queda más remedio,
que escribir con la entraña prieta,
para aguantar la necedad,
dar por pasado en tiempo pretérito,
de lo que estás seguro, que sucederá.
Negros son los nubarrones,
que se esconden en el alma,
cuando piensas en lo que fuimos,
y no sabes a ciencia cierta,
lo que seremos, o será.
Quememos lo malo,
en esta noche,
noche mágica de San Juan,
riamos, bebamos y amemos,
en la noche más corta,
que hay en el año,
y habrá que aprovechar
que lo malo solo si quiere,
ya llegara.
Desde que me conozco,
nunca me propuse silencio,
ni meditar de lo divino,
ni tampoco de lo terreno,
pero apesadumbrado ando,
por una opción que para mí tengo
hacer voto, casi de castidad oral,
o en la prosa o en el verso,
y dejarlo solo ahí,
porque, a la física del cuerpo,
aun siendo yo…, ni me atrevo,
que, si me privo de la que más me gusta,
seria castigo que entiendo excelso.
Pero ando pensando en eso del silencio,
que, aunque cartujo no soy,
tampoco quiero prodigar mi verbo,
razones claras no tengo,
salvo esa que dice,
que el que mucho habla mucho yerra,
y últimamente, no estoy por eso.
Aprendiendo ando,
con trabajo y constricción,
porque el silencio me lo impongo,
por propia decisión,
aunque si me comprometo
a enriquecer mi verso,
con ironía, agracejo y pasión
para perfeccionar mi don,
aprender de Góngora y Quevedo,
en sus poéticas luchas,
llenas de sabiduría, ironía,
y a veces con dosis, de buen humor...
evidentemente, no pretendo llegar,
a su genialidad… a tanto no llego,
(Bien lo sabe dios).
¡qué más quisiera yo!,
que optar a esa dicha,
y entrar en ese pequeño… gran panteón,
de hombres de letras ilustres,
de prestigio reconocido,
pero creo que…, de momento,
y solo de momento…, va a ser que no.
mi aspiración se queda a la altura de afición,
vamos, que solo es entretenimiento.
Pero si por la boca muere el pez,
quiero ser inmortal y abusar de mi silencio.
que el bello trino se lo concedieron los dioses,
solo a los elegidos,
aquellos que ponen la voz en su oración,
y con ella llegan al cielo.
Pero cartujo no soy,
y callar para escuchar y aprender,
es ahora uno de mis deseos,
aprender de las incoherencias humanas
de las miserias ladinas y los pruritos
a veces insaciablemente personales,
de la verborrea anodina, irreflexiva,
de catedráticos de la vida,
dichas en aulas establecidas en lupanares.
Quiero ser ese ciego que ve,
o imagina, disfrutando paisajes,
más que muchos otros con los ojos abiertos
y si me apuras visitando lugares.
Pero cartujo no soy,
y si callo es por estar ausente,
por estar tranquilo de cosas,
que ya ni me inquietan
ni tan siquiera, me transcienden
Cuando miras, sin mirar,
cuando oyes, sin escuchar,
el silencio se hace vacío,
el respirar se pausa,
para después suspirar,
el corazón entra en pánico,
a punto de desbocar,
en una carrera con solo final,
la distancia más corta,
se alarga una eternidad,
los pasos se hacen quedos,
para no molestar,
la luz de las estrellas se apaga,
en un abrir y cerrar,
las imágenes pasan,
sin orden y sin parar,
la angustia acongoja.
y al despertar…
te das cuenta de que solo fue,
un mal sueño, una pesadilla…
o como la quieras llamar.
Pero de cierto es
que esos malos sueños
son para olvidar.
Que hay días que amaneces mal,
es común sano y normal,
que la mala leche,
por algún sitio tiene que reventar,
lo malo es hacerlo de forma habitual,
que lo haces con ese desasosiego,
que da por cabrear al mundo,
sin razón o sin más,
pero si lo piensas despacio,
hay seguro un por qué,
porque el café se enfrió,
porque el baño olía mal,
porque el vecino de …
se le escucho roncar,
o simplemente porque sí.
Coño, ¡qué más da!,
o es que tienes que estar…
en paz con todo el mundo.
¡Anda ya!
me reivindico como es normal,
el derecho de mandar a tomar…
porque me apetece sin más,
porque empiezo a tener esa edad,
en la que le da a uno por pensar,
no aguanto a un tonto más,
que no estoy para perder mi tiempo,
que es, de lo más preciado que tengo,
y lo atesoro por si se me acaba,
en una noche sin despertar.
Lo digo y lo mantengo,
por siempre jamás.
Deslizo mis dedos
por el aire, dibujo suspiros
de hadas que velan los sueños,
de los niños que no crecen,
para no ser adultos a-normales,
de los que pierden la fantasía,
y los sueños inmateriales,
el aroma de un rayo de luna,
atrapado en un si sale.
Deslizo mis dedos,
dibujo sueños…, de estrellas fugaces
del leon que ruje, cuentos en selvas otoñales,
de colibrís escondidos…en flores gigantes.
Dibujo océanos
y dentro de los océanos,
nacen mares…, con ríos,
peces de colores,
y unicornios que vuelan,
porque son voladores…
debajo de nubes de azúcar,
en el carrusel del arco iris
de los mil colores incontables.
Dibujo un corazón que late,
en el pecho inocente y generoso
de una madre.
Y enlazo corceles de recuerdos,
desbocados en el prado,
de las caricias escondidas.
a la sombra de Alcor,
(Estrella de la osa más grande)
en un mundo que existe,
donde la noche se alumbra con el sol,
y la luna huele a bruma de día
rodeada de acordes de melancolía.
Deslizo mis dedos en el aire,
y como veis solo dibujo,
mis pequeñas fantasías,
de niño grande.
El rincon de Juan 